Un ex-convicto de un campo de concentración fue a visitar a un amigo que había compartido con él tan penosa experiencia;
”¿Has olvidado ya a los que nos encarcelaron?”, le pregunto a su amigo.
“Si”, dijo este.
”Pues yo no. Aún sigo odiándolos con toda mi alma.”
Su amigo le dijo apaciblemente:
”Entonces, aún siguen teniéndote prisionero.”