Cuando vamos a entrenar, siempre (o casi) vemos que hay quien da lo máximo en un entrenamiento, luego vemos quien da lo justo y quien hace lo que puede. ¿Es un problema? Pues no debería serlo.
No es raro que el instructor esté pidiendo que todos demos el 100%, intensidad lo más alta posible, el máximo número de repeticiones, sudar y esforzarse al máximo, dejándolo todo, a ver quien puede llegar a las 1000 repeticiones, a ver quien puede golpear más fuerte, etc, pero eso, a mi parecer, tiene un problema muy grave, pues estamos buscando que todos los alumnos estén cortados por el mismo patrón, todos deben cumplir los mismos baremos. ¿Es justo? Para mí, no.
El error principal es considerar la excelencia en algo como un número (ganar la medalla de oro, tener un récord, ser el más rápido en una técnica, hacer n repeticiones en un minuto, etc), pero no analizamos el esfuerzo ni la superación que una persona ha hecho para llegar donde está, y no me refiero a los campeones, me refiero a los miles de alumnos que están llenando los diferentes dōjō o sitios de práctica.
Hay alumnos que por un problema físico, o por simple genética, no pueden ser los más rápidos o los más fuertes, pero están cada día allí, esforzándose y dando lo máximo de sí, pero, para muchos instructores, como no llega a su baremo de lo que debe hacer un buen practicante, suelen ponerlos por detrás de la clase, o nunca son elegidos para demostrar una técnica, aunque cada día se esfuercen y tengan un objetivo claro, ser mejores día a día. Y lo van consiguiendo, a su ritmo.
Para mí, estos son muy importantes, su tesón y determinación puede ser clave si se consigue que llegue al resto de compañeros, su esfuerzo puede ser un espejo y ayudar a otros, que pueden tener la capacidad física, pero no la capacidad de esfuerzo adecuada, a mejorar.
Además, apoyar su tesón puede ser una recmpensa que les ayude a mejorar.
Xavi Vila